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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. 207-212.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.11.
La nuestra es una época de exacerbación de la autosuficiencia y el
desarrollo personal como indicadores del éxito. Nos encontramos asis-
tiendo a un momento histórico caracterizado por un paso del tiempo ace-
lerado y avances tecnológicos vertiginosos que imponen cambios en las
subjetividades y en las relaciones intersubjetivas.
Es un tiempo caracterizado por la incompletud, la vulnerabilidad, la
falta de certezas y la inmediatez, en el que el cumplimiento de los deseos
alcanza, quizá, su mayor representación en los vínculos descartables.
Estos vínculos tienen un carácter temporal, se pueden romper en
cualquier momento y de manera unilateral. Esto va de la mano del com-
promiso: cuanto menor es, menos daño se puede generar. Los vínculos
son tratados de la misma manera que los objetos de consumo.
La ternura, afirma el autor, es algo que parece haberse desplazado
del vínculo de pareja a otros vínculos. Mantener relaciones sexuales tiene
más que ver con la performance que con el alcance erótico. Algo de la
función de cuidado y de intimidad que conlleva el erotismo no se juega en
el vínculo amoroso y está desplazado al grupo de pares. ¿Qué queda de
la relación de pareja cuando no se puede hacer del otro alguien con quien
vivir la dependencia del cuidado?. No poder jugar la dependencia con el
otro tiene como efecto un temor enorme a depender.
Asimismo, el acto sexual está sobrevalorado, se vuelve modelo del
encuentro con el otro a costa del erotismo. Lutereau ve en las aplicacio-
nes «del amor» dispositivos de seducción que no posibilitan el lazo, pues
muchas de las veces ni siquiera se concreta el encuentro. ¿Dónde queda
la mirada, el chiste, la conversación?
En este sentido, para entender esto último, podría ser útil revisitar el
concepto de intimidad, en el que Lutereau no profundiza demasiado. La
privacidad es con uno mismo, mientras que la intimidad no es posible sin
otros. La intimidad supone un compartir con, así como el plural nosotros.