Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. xx-xx.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: xxxxx.
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ABSTINENCIA Y NEUTRALIDAD
DE JORGE ROSA
Adenda por
Rosario Allegue
Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica
Montevideo, Uruguay
Correo electrónico: rosarioallegue@gmail.com
ORCID: 0000-0003-1584-425X
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. 123-133.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.7.
Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo
ALLEGUE, R. (2021). Abstinencia y neutralidad (de Jorge Rosa).
Equinoccio. Revista de
psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), 123-133. DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.7.
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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica - Vol. , N.o 1
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Sobre el texto y su autor
El artículo que incluimos en esta sección de relecturas, escrito por el
Dr. Jorge Rosa (1948-2009), se publicó originalmente en el primer número
del tercer tomo de la Revista de Psicoterapia Psicoanalítica, de setiembre de
1989. Al publicar un artículo suyo, que refiere al eje temático de esta entrega
de Equinoccio, recordamos también, en su persona, al núcleo fundador de
audepp.
Jorge Rosa fue doctor en Medicina con posgrado en Psiquiatría.
También había realizado estudios de psicología. Desde su etapa de estu-
diante, optó por una perspectiva psicoanalítica de la subjetividad.
En 1981 fue parte de la creación de audepp; asumió, de hecho, la prime-
ra presidencia. La institución se propuso desde el comienzo como un lugar
de debate y de intercambio, de libertad y de respeto por las preferencias
teóricas de cada uno de sus miembros. A él le tocó encabezar ese período
inicial, en el que se fue plasmando una identidad profesional y una concep-
ción de la salud mental, ambas con fuerte impronta social.
Fue también animador decidido en la fundación de la Federación
Latinoamericana de Asociaciones de Psicoterapia Psicoanalítica y Psicoaná-
lisis (flappsip), que tuvo lugar en Montevideo en 1998. En esa ocasión, tam-
bién fue elegido como su primer presidente.
Con la creación del Instituto Universitario de Posgrados de audepp (en
su etapa como ippa), fue integrante del primer Consejo Académico y docen-
te a cargo del Módulo de Freud. El instituto lleva actualmente su nombre.
Sus intereses variados y sus amplísimas lecturas lo llevaron a transi-
tar por la historia, la ciencia, la política y la cultura. Desde 2004 hasta su
muerte, coordinó un ciclo de cine en audepp, que muchos recuerdan como
el descubrimiento de una nueva forma de entender el arte y los procesos
humanos.
Su último trabajo, presentado en 2009 en el V Congreso de flappsip, que
también presidió, se refiere a la teoría de la evolución en su articulación con
la obra de Freud y sintetiza mucho de su pensamiento, interdisciplinario y
dialéctico.
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INTRODUCCIÓN
Desde que el psicoanálisis es tal, es decir, desde que se abandonó la
sugestión, la regla de abstinencia enunciada por Freud ha sido uno de
los elementos básicos de la técnica. Junto a esta regla de abstinencia se
menciona siempre el concepto de neutralidad, que no fue denominado
de este modo por Freud (1988e), sino que se va desarrollando en refe-
rencia a la cura, como una actitud que caracteriza al analista durante la
misma.
Un primer planteo es si estos conceptos, manejados habitualmente
como sinónimos, lo son realmente o si son sustancialmente distintos.
Schkolnik (1987) plantea que la especificidad del vínculo paciente-
analista está dada por la regla de abstinencia, caracterizándola desde el
punto de vista descriptivo por dos condiciones:
Una limitación de la neutralidad del analista.
El mantenimiento de la neutralidad del analista.
Para esta autora, la regla de abstinencia no se cumple nunca en for-
ma estricta, de tal forma que el análisis bascula entre la transgresión y la
abstinencia.
Baranger y Baranger (1969) señalan que el analista en su actuación
terapéutica debe someterse a lo que se podría llamar «la regla de absten-
ción ideológica», que diferencia de la actuación pedagógica y que podría
definirse de esta manera: «El psicoanalista debe abstenerse de toda in-
fluencia sobre el analizando en el campo ideológico», regla que para él
es estrictamente inaplicable. Desde nuestro punto de vista, abstinencia y
neutralidad son conceptos distintos.
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Abstinencia y neutralidad,
de Jorge Rosa - Rosario Allegue
La abstinencia es un elemento de tipo técnico, condición
sine qua
non
para el desarrollo del proceso analítico. La neutralidad, en tan-
to implica una ausencia ideológica, es insostenible. Intentaremos
precisar estos conceptos.
ABSTINENCIA
Comenzaremos tratando de delimitar qué se entiende por abstinencia
en la concepción freudiana. En Puntualizaciones sobre el amor de transferen-
cia (Freud, 1988c) leemos que:
La cura tiene que ser realizada en la abstinencia […]. Yo quiero pos-
tular este principio: hay que dejar subsistir en el enfermo necesidad y
añoranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo y la alteración, y
guardarse de apaciguarlas mediante subrogados. (s. p.)
En Nuevos caminos de psicoterapia psicoanalítica Freud (1988d) enun-
cia el principio soberano en el campo de la técnica:
En la medida de lo posible, la cura analítica debe ejecutarse en un esta-
do de privación, de abstinencia. Por abstinencia no debe entenderse la
privación de una necesidad cualquiera —eso sería desde luego irreali-
zable— ni tampoco lo que se entiende por ella en el sentido popular, a
saber, la abstención del comercio sexual; se trata de algo diverso, que
se relaciona más con la dinámica de la contracción de la enfermedad y
el restablecimiento. (s. p.)
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Así planteada, como motor del trabajo analítico, «la privación impide
que la cura se convierta en satisfacción sustitutiva, permitiendo así que se
desarrolle el proceso del análisis» (Freud, 1988d, s. p.).
NEUTRALIDAD
Laplanche y Pontalis (1971) definen la neutralidad como una de las
cualidades que caracterizan al analista durante la cura, señalando que
el mismo debe ser neutral en cuanto a los valores religiosos, morales y
sociales; también en cuanto a las manifestaciones transferenciales, así
como al discurso del paciente, no jerarquizando a priori determinado
fragmento o
determinado tipo de significaciones.
El concepto de neutralidad surge de los trabajos de Freud sobre la
técnica psicoanalítica. En Consejos al médico sobre el tratamiento psicoana-
lítico (1988a) aparece la imagen del analista como un cirujano que debe
llevar a cabo su función tan hábilmente como le sea posible, es decir,
alguien que operaría en un campo determinado, prescindiendo de lo que
está fuera de él. Asimismo, señala que la ambición pedagógica es tan in-
adecuada como la ambición terapéutica.
En La iniciación del tratamiento, Freud (1988b) relaciona el estableci-
miento de una transferencia operativa, un rapport en regla, con el con-
cepto de neutralidad analítica. La primera meta es allegar al paciente al
mismo y, por ende, a la persona del médico. Para ello es necesario darle
tiempo. Se puede hacer fracasar esta meta si se adopta una actitud dife-
rente a la empática, por ejemplo, una actitud moralizante, o si se compor-
ta como el representante o mandatario de un tercero.
En Los caminos de la psicoterapia psicoanalítica, Freud (1988d) recha-
za la idea de considerar al paciente como un bien propio y, por lo tanto,
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Abstinencia y neutralidad,
de Jorge Rosa - Rosario Allegue
formar su destino, inculcarle las ideas del analista o modelarlo a la ima-
gen del mismo con el orgullo de un creador.
DISCUSIÓN
La abstinencia es un concepto técnico. Es un elemento del encuadre
analítico. No comunicamos al paciente cosas personales, nuestra visión
de los hechos, nuestras ideas. No hacemos, no actuamos con el paciente
de acuerdo a los deseos de este o a los nuestros planteados desde la con-
tratransferencia. Si accediéramos a los pedidos de amistad, de amor, de
contacto extraclínico se produciría una alteración en la dinámica transfe-
rencial con dificultad para el conocimiento de lo reprimido inconsciente.
Pero ¿qué es la neutralidad? Pregunta Castel (1980): «¿Mediante qué
procedimientos un personaje nuevo, el psicoanalista, se instala en el pri-
vilegio ambiguo de su neutralidad?» (s. p.).
Castel (1980) aborda desde distintos ángulos su hipótesis básica: el
poner de manifiesto las consecuencias que implica el carácter contractual
del psicoanálisis, y uno de estos ángulos es la convención de la neutrali-
dad. Si todo el psicoanálisis se inscribe dentro de un contrato, esta estruc-
tura no es un marco con un contenido dentro, sino la matriz productora
de los efectos psicoanalíticos.
La situación analítica aparece como una convención (arbitraria y ne-
cesaria) justificada para acceder al inconsciente (o al conocimiento teó-
rico de alguno de sus efectos). Esta convención exige poner entre parén-
tesis los determinismos políticos y sociales y dejar de lado la realidad.
La relación entre lo analítico y lo extraanalítico se da de antemano, la
convención de la neutralidad opera tratando de neutralizar lo que en la
realidad nunca es neutro.
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Y nosotros nos preguntamos: ¿mediante qué procedimientos este
personaje, el psicoanalista, puede definirse como carente de ideología?,
¿cómo conceptualiza el psicoanálisis?, ¿cómo vive su identidad?
La neutralidad implica un vacío ideológico. Nos referimos a ideología al
decir de Grinberg y Grinberg (1976), como «una manera de ver al mundo en
función de una convicción sociopolítica valorativa de los vínculos existentes
entre los individuos y la sociedad a la que pertenecen. Estas convicciones
incluyen en cada individuo fantasías inconscientes específicas» (s. p.).
Dicen Baranger y Baranger (1969) que el psicoanálisis, como toda
ciencia, es una ideología, y Grinberg y Grinberg (1976) sobre este punto
hablan de ciencia ideologizada. Lo que es claro es que no podemos pensar
en la posibilidad de ejercer una práctica que nos vincula con el otro como
ser específico, que esté desprendida de toda nuestra concepción en torno
a los objetos comunes en los cuales estamos insertos ese otro y nosotros,
y los elementos vinculares que esto implica.
Las fantasías inconscientes, que también son parte de nuestra identi-
dad, estarán presentes desde el momento mismo en que atendemos una
llamada telefónica, abrimos la puerta, tendemos la mano, y luego durante
todo el trabajo analítico. Todo está relacionado con qué vivencia tenga-
mos de nuestra identidad profesional, parte integrante de nuestra identi-
dad. Como analistas tenemos una ideología científica, es decir, concebi-
mos nuestra tarea inscripta en un sistema de valores o representaciones
más o menos conscientes.
Achard (1972) sostienen que aislarse y prescindir del proceso histó-
rico-social, lejos de constituir una actitud neutral, es un modo activo de
tomar posición. Para ellos hay dos posibilidades teórico- técnicas a discu-
tir. Por un lado, no considerar la realidad externa y, cuando el paciente la
trae, interpretar el nivel transferencial y los objetos internos. La otra acti-
tud posible es incluir el fenómeno en el campo y tratarlo, además de los
campos mencionados, como un objeto común al paciente y al analista.
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Abstinencia y neutralidad,
de Jorge Rosa - Rosario Allegue
Langer (1984) señala que la realidad social se filtra a través del dis-
curso del paciente y, lo quiera o no el analista, a través de sus interpreta-
ciones. Por lo tanto, mantener el concepto de neutralidad como válido y
posible, es en sí manifestación de una ideología conservadora.
Lo antedicho nos lleva de la mano a reflexionar sobre los criterios de
curación. Baranger y Baranger (1969) señalan que la curación es una ac-
titud normativa. Seguramente cada uno de nosotros en nuestra práctica
considera que la curación existe o no, pasa por determinados cambios u
otros. Y esto va a estar determinado por la concepción de salud, enfer-
medad, adaptación o desadaptación, libertad individual y colectiva, se-
xualidad, presente en cada uno de nosotros, que son elementos cargados
de ideología. Todo
esto parece muy claro si lo referimos a la concepción
de normalidad. Incluso ante el
síntoma, a la patología «indiscutible», le
vamos a dar un lugar distinto según
conceptualicemos qué lugar ocupa
este en el devenir histórico y social del
individuo
concreto.
Por lo tanto, desde nuestro punto de vista no existe la interpretación
ingenua. Para Baranger y Baranger (1969), la relación que implica una
interpretación es de por sí una relación ideológica.
Concluimos, por lo tanto, que abstinencia y neutralidad son conceptos
distintos. La abstinencia es una posibilidad técnica, una cierta posibili-
dad. La neutralidad es una ficción. Es una ficción creer que en nuestra
relación con el otro podemos prescindir de nuestros sistemas valorativos
y relacionales. El peligro de esta ficción es que su desconocimiento, su
escotomización nos hace ser menos «neutrales».
Podríamos decir, entonces, que el conocimiento de nuestra no neu-
tralidad nos hace ser más conscientes de que en el señalamiento estamos
optando también, aun a nuestro pesar, por una determinada concepción
de nuestros objetivos, y esto está inextricablemente ligado a las ideas
predominantes en un determinado tiempo histórico, de lo que ningún ser
humano logra excluirse.
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ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.7.
§
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS*1
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Granica.
baranger, W. y baranger, M. (1969). Interpretación e ideología: sobre la
regla de abstención ideológica. En Problemas del campo psicoanalíti-
co. Kargieman.
castel, R. (1980). El psicoanalismo, el orden psicoanalítico y el poder. Siglo
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Obras completas (vol. xii). Amorrortu.
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Obras completas (vol. xii). Amorrortu.
freud, S. (1988d). Los caminos de la psicoterapia analítica. En Obras com-
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freud, S. (1988e). Índices y bibliografías. En Obras completas (vol. xxiv).
Amorrortu.
grinberg, L. y grinberg, R. (1976). Identidad y cambio. Paidós.
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laplanche, j. y pontalis, j. b. (1971). Diccionario de psicoanálisis. Labor.
schkolnik, F. (1987). Abstinencia y transgresión. Revista uruguaya de psicoa-
nálisis, 65. www.apuruguay.org/apurevista/1980/16887247198765
02.pdf
* Las referencias bibliográficas y las citas están tomadas de la publicación original y no se han
ajustado a las normas de referenciación bibliográfica vigentes.
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Abstinencia y neutralidad,
de Jorge Rosa - Rosario Allegue
ADENDA (JULIO DE 2021)
La temática de este artículo está muy vigente en la actualidad por
dos razones. Por un lado, hace a la actividad clínica de todos los días y,
por otro, la formulación freudiana de estos dos conceptos ha devenido
en objeto de innumerables discusiones y miradas críticas en los últimos
tiempos.
Jorge Rosa centra su análisis en la incidencia de la ideología del te-
rapeuta, en su concepción del psicoanálisis y en su identidad como tera-
peuta. Y considera también tanto el valor de las intervenciones, como los
criterios que maneja acerca de la cura.
La abstinencia es una posibilidad técnica, una cierta posibilidad, que
siempre es imprescindible considerar. La neutralidad es una ficción que
entraña un peligro, ya que desconocerla como ficción nos puede llevar a
ser «menos neutrales».
Ya hace mucho tiempo que en las bibliografías no figuran autores que
acá son tomados como referentes, como Robert Castel, León y Rebeca
Grinberg y también —aunque menos ausentes— Willy y Madeleine
Baranger, sobre todo por ese gran aporte que fue Problemas del campo
psicoanalítico, de 1969.
Seguramente, en este artículo el autor está optando por una concep-
tualización particular de estos términos, ligada a las ideas predominantes
en determinado tiempo histórico, de las que es difícil excluirse.
En las últimas décadas del siglo xx hemos asistido a un cambio de
paradigma en la concepción del sujeto psíquico. La diferencia sexual,
centro de estudios e investigaciones del psicoanálisis, tanto en la teoría
como en la clínica durante el último siglo, quedó ubicada como uno de
los componentes que dan acceso a la categoría de sujeto. Este cambio
epistemológico ubicó a la intersubjetividad como paradigma del origen y
la estructuración del sujeto psíquico y llevó a revisitar tanto el concepto
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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. 123-133.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.7.
de abstinencia como el de neutralidad, así como el encuadre y el lugar de
las intervenciones del terapeuta.
Numerosos autores han investigado acerca de la influencia mutua de
la díada analítica y han aportado varias líneas de pensamiento, que van
desde la teoría del apego y los procesos vinculares, hasta las neurocien-
cias. Este artículo, escrito a los nueve años de la fundación de audepp,
nos deja la pregunta de cuál sería el pensamiento del autor hoy, pasados
cuarenta años.
Pensamos que hubiera enfrentado el desafío de los tiempos actuales,
asumiendo los cambios de paradigma en la ciencia y en el psicoanálisis,
y que hubiera apuntado a establecer la flexibilidad necesaria para asumir
estos cambios en el trabajo analítico.
También pensamos que, felizmente, ese es el camino por el que tran-
sita hoy la institución.