129
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. 123-133.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.7.
Y nosotros nos preguntamos: ¿mediante qué procedimientos este
personaje, el psicoanalista, puede definirse como carente de ideología?,
¿cómo conceptualiza el psicoanálisis?, ¿cómo vive su identidad?
La neutralidad implica un vacío ideológico. Nos referimos a ideología al
decir de Grinberg y Grinberg (1976), como «una manera de ver al mundo en
función de una convicción sociopolítica valorativa de los vínculos existentes
entre los individuos y la sociedad a la que pertenecen. Estas convicciones
incluyen en cada individuo fantasías inconscientes específicas» (s. p.).
Dicen Baranger y Baranger (1969) que el psicoanálisis, como toda
ciencia, es una ideología, y Grinberg y Grinberg (1976) sobre este punto
hablan de ciencia ideologizada. Lo que es claro es que no podemos pensar
en la posibilidad de ejercer una práctica que nos vincula con el otro como
ser específico, que esté desprendida de toda nuestra concepción en torno
a los objetos comunes en los cuales estamos insertos ese otro y nosotros,
y los elementos vinculares que esto implica.
Las fantasías inconscientes, que también son parte de nuestra identi-
dad, estarán presentes desde el momento mismo en que atendemos una
llamada telefónica, abrimos la puerta, tendemos la mano, y luego durante
todo el trabajo analítico. Todo está relacionado con qué vivencia tenga-
mos de nuestra identidad profesional, parte integrante de nuestra identi-
dad. Como analistas tenemos una ideología científica, es decir, concebi-
mos nuestra tarea inscripta en un sistema de valores o representaciones
más o menos conscientes.
Achard (1972) sostienen que aislarse y prescindir del proceso histó-
rico-social, lejos de constituir una actitud neutral, es un modo activo de
tomar posición. Para ellos hay dos posibilidades teórico- técnicas a discu-
tir. Por un lado, no considerar la realidad externa y, cuando el paciente la
trae, interpretar el nivel transferencial y los objetos internos. La otra acti-
tud posible es incluir el fenómeno en el campo y tratarlo, además de los
campos mencionados, como un objeto común al paciente y al analista.