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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 2
(2), julio-diciembre 2021, pp. 101-120.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/2.2.6.
con esa transición. Ya había sido jugado con la suplente en la sala y tam-
bién en el espacio de taller de expresión. Pensamos que esos juegos, re-
petidos en escenarios diversos y con personas distintas, nunca son tan
repetidos y sí entrañan novedades dignas de destacar que, tanto niños
como adultos, podemos ir descubriendo y, sobre todo, experimentando.
Consistía en que cada uno debía dibujar un espacio propio, al que llamá-
bamos mi mundo, mi lugar, sobre un papel con el que se había forrado en-
teramente la mesa. En ese mi mundo, mi lugar podían construir cualquier
elemento con el que quisieran poblarlo, para lo cual contaban, además,
con masa de modelar y bloques de madera. Los niños, primero, delimi-
taron áreas, territorios personales caracterizados por un tamaño y una
forma únicos. Decían: «Yo voy a hacer un volcán», «Yo hago una víbora»,
«Mi lugar es mi cama», «Mi lugar es mi barco, está aplastado en el fondo
del mar, pero ahora viene el arreglador de barcos», «Yo hago una pisci-
na con tobogán». Entre risas y asombros al ver lo que cada uno hacía,
recibieron una segunda invitación: cada uno podía salir de su mundo, si
quería, trazar algún camino para ir al de un amigo cercano, pedir permiso
para entrar y dejarle algún regalo, siempre que el destinatario quisiera re-
cibirlo, porque, si decía que no, no se lo podía dejar. Comenzaron a trazar
caminos, a pedirse para jugar juntos, a dejarse dibujos dentro del mundo
del otro, alguna construcción con masa o bloques de madera. Apareció
algún «¡No entres que estoy durmiendo!» y cosas que cada uno ensayaba
por el puro placer de decir que sí y recibir sorpresas, o decir que no y ver
qué venía después, en el ejercicio de su autonomía, libertad y poder de
decisión. En un momento se dio lo que sigue:
niño: Mirá, te dejo un pedacito de masa [de modelar] para vos [dirigién-
dose a la maestra].
maestra: Bueno, lo guardo para llevárselo a mi bebé [la maestra lo co-
loca en su bolsillo].