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DISCURSOS ACERCA DE LA
NEUTRALIDAD CON RELACIÓN
AL ENCUADRE
María de Lourdes Benítez
Psicóloga, IPU
Magíster en Psicoterapia Psicoanalítica, IUPA
Miembro de AUDEPP
Correo electrónico: tanamalub@hotmail.com
ORCID: 0000-0001-7450-5018
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Resumen
Este artículo surge de la tesis de maestría en Psicoterapia Psicoanalítica: Prácticas
discursivas acerca de la neutralidad en la clínica actual. Estudio realizado en una asociación
uruguaya de psicoterapia psicoanalítica (Benítez, 2019). A su vez, desarrolla el tema del
encuadre, que formó parte de los núcleos conceptuales del marco teórico de la tesis y
también del análisis. Dicha noción aparece en las respuestas de algunos participantes
de la investigación cuando mencionan a qué asocian la neutralidad o en qué se expresa.
Este trabajo hace referencia a distintos aportes de autores con relación a la temáti-
ca (Etchegoyen, 1986b; De Urtubey, 1999; Paciuk, 2002; Schkolnik, 2008; Alizade, 2002,
etc.). Finalmente, cita algunos discursos de los psicoterapeutas consultados, quienes ex-
presan que la neutralidad se vincula al encuadre; esos discursos se enlazan con el marco
teórico a modo de análisis. Los entrevistados concuerdan con varios de los autores rese-
ñados al referirse a los requisitos formales que regulan la sesión en la práctica psicoana-
lítica. Además, se destaca la importancia del establecimiento del encuadre y de su cum-
plimiento como valor protector para ambos protagonistas del proceso psicoterapéutico.
Palabras clave: neutralidad, discurso, encuadre, ética, técnica psicoanalítica.
Discourses about neutrality in relation to the frame
Abstract
This article arises from a Master’s thesis in psychoanalytic psychotherapy: Discursive
practices about neutrality in the current clinic. Study carried out in an Uruguayan association
of psychoanalytic psychotherapy (Benítez, 2019). Also, the framing theme is developed,
as it was part the conceptual nucleus of the thesis’ theoretical framework. This notion
appears in the responses of some research participants when they mention what they
associate neutrality with or how it is expressed.
This work refers to different contributions from authors in relation to the topic
(Etchegoyen, 1986b; De Urtubey, 1999; Paciuk, 2002; Schkolnik, 2008; Alizade, 2002,
etc.). Finally, it cites discourses by the psychotherapists consulted, who express that
neutrality is linked to the frame; these discourses are linked to the theoretical framework
by way of analysis. The interviewees agree with several of the authors reviewed,
referring to the formal requirements that regulate the session in psychoanalytic practice.
In addition, the importance of establishing the frame and its compliance is highlighted,
as a protective value for both protagonists of the psychotherapeutic process.
Keywords: neutrality, discours, frame, ethics, psychoanalytic technique.
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El psicoanálisis no es un sistema como los filosóficos, que parten de algunos
conceptos básicos definidos con precisión y procuran apresar con ellos el
universo todo, tras lo cual no resta espacio para nuevos descubrimientos y
mejores intelecciones. Más bien adhiere a los hechos de su campo de trabajo,
procura resolver los problemas inmediatos de observación, sigue tanteando y
siempre dispuesto a corregir o variar sus doctrinas. Lo mismo que la química
o la física, soporta que sus conceptos máximos no sean claros, que sus premi-
sas sean provisionales, y espera del trabajo futuro su mejor precisión.
Sigmund Freud (1986a, p. 249)
Leí ese pasaje del maestro pocos días después de la entrega de mi
tesis de maestría. Sentí que validaba la idea de revisitar uno de los prin-
cipios de la técnica psicoanalítica y que, a su vez, era una invitación a
continuar trabajando-investigando...
Pues bien, se comenzará por hacer referencia a la tesis de maestría
en Psicoterapia Psicoanalítica, que se denomina Prácticas discursivas acer-
ca de la neutralidad en la clínica actual. Estudio realizado en una asociación
uruguaya de psicoterapia psicoanalítica (Benítez, 2019). Luego se abordará
el tema del encuadre, que formó parte de los núcleos conceptuales del
marco teórico y también del análisis, debido a que dicha noción surge en
las respuestas de algunos participantes de la investigación al referirse a
sus asociaciones con la neutralidad o bien a las expresiones de esta.
La tesis mencionada es una investigación cualitativa de carácter ex-
ploratorio y descriptivo. El marco teórico que se utilizó es el psicoanálisis
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freudiano en enlace con el psicoanálisis contemporáneo y la perspecti-
va constructivista de Charmaz (2006). En el capítulo que corresponde
al marco teórico se presentan desarrollos teóricos sobre la neutralidad
y otros conceptos vinculados a esta: la ética, el encuadre, la escucha-
atención flotante, la abstinencia y la contratransferencia, entre otros.
En la literatura consultada no se encontró una posición única respecto a
la neutralidad. Esta aparece como un tema complejo y controvertido entre
las distintas corrientes psicoanalíticas. La neutralidad analítica se presen-
ta discutida por varios autores (Greben y Lesser, 1976; Rosa, 1989; Renik,
1999; Schkolnik, 1999; etc.). Algunos expresan que fue superada por otros
conceptos (Corbella y Botella, 2003; Ormart y Brunetti, 2006; etc.). Otros
sugieren que puede ser utilizada más como guía que como regla y, aún así,
la consideran útil (Eizirik, 2002; Shapiro, 2005). También están quienes en-
tienden sus bondades y sus fallas (Bleichmar, 2013; García, 2002; Rappoport
de Aisemberg, 2004: Thomä y Kächele, 1990). Finalmente, hallamos a los
que la vinculan al encuadre (De Urtubey, 1999; Ormart, 2005; Muñiz, 2016).
Para el mencionado estudio se hicieron 18 entrevistas semiestruc-
turadas a psicoterapeutas entre junio y noviembre de 2018. El número
de participantes no se eligió, sino que se obtuvo al alcanzar el punto de
saturación; en ese momento, el trabajo de campo se detuvo. La muestra
estuvo representada por dos grupos: uno incluía psicoterapeutas con más
de quince años en la asociación de psicoterapia psicoanalítica; el otro,
psicoterapeutas con menos de cinco años.
1
Ambos grupos estaban inte-
grados por licenciados en Psicología, psicólogos, médicos y psiquiatras,
de Montevideo y otros departamentos del país,
2
que ejercían en forma
1 El criterio elegido acerca de los años de pertenencia a la asociación se fundamenta en el
interés por explorar, en un espectro amplio, cómo inciden la formación y la experiencia en el
discurso de los psicoterapeutas.
2
Dicha pauta muestral se debe a que se entiende que el ejercicio de la psicoterapia puede
estar atravesado por diferencias en contextos de proximidad, ya que es posible la cercanía y
el conocimiento entre el psicoterapeuta y el paciente.
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Discursos acerca de la neutralidad con relación al encuadre
privada, para el Sistema Nacional Integrado de Salud o en institucio-
nes. Además, se entrevistó a dos informantes calificados: la Dra. Fanny
Schkolnik y el Mag. Abel Fernández.
Se realizó un análisis temático del contenido de las narrativas de los
participantes enfocado en los sentidos que le concedían a la neutrali-
dad, a su utilización en la práctica y a su incidencia en la eficacia de la
psicoterapia psicoanalítica. La producción de información y el análisis
se abordaron desde la perspectiva de los psicoterapeutas e informantes
calificados consultados, pero se incluyó a su vez la voz de la investi-
gadora, ya que el estudio se planteó como un encuentro dialógico en
el que los tres participaron con su conocimiento y experiencia. De esa
forma, se llegó a resultados que trascienden las propias palabras de los
consultados.
Finalmente, se señala que la regla se asocia a una neutralidad cari-
caturizada como ortodoxa, ligada a la distancia, a lo utópico. Se distin-
gue que se cuenta con ideologías que atraviesan la posición neutral. Sin
embargo, al proponer la conceptualización de neutralidad del Diccionario
de psicoanálisis, de Laplanche y Pontalis (1996), esta adquirió otros sen-
tidos: se la vinculó al encuadre, a la ética, a la escucha y a la abstinencia
del analista, lo que permite el ejercicio bien comprendido de la función
analítica. A su vez, se considera que el término neutralidad no parece el
más apropiado para tal noción. Entre los psicoterapeutas que ejercen en
contextos de mayor proximidad no hubo acuerdo sobre si la cercanía con
el paciente altera la neutralidad. Entre las consideraciones de los psico-
terapeutas de más de quince años y las de aquellos de menos de cinco
no se observaron diferencias sustanciales en relación a los tópicos plan-
teados para comprender qué piensan del principio de neutralidad y de su
aplicación en la clínica actual. Se confirmó la vigencia de la neutralidad y
que su utilización colabora en la eficacia de la psicoterapia psicoanalítica
(Benítez, 2019).
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Como ya se indicó, el marco teórico al que se recurrió es el psicoaná-
lisis freudiano en enlace con el psicoanálisis contemporáneo. El encuadre
psicoanalítico formó parte de uno de los núcleos conceptuales de dicho
apartado.
En relación a ese término, Schroeder (2010) plantea que la palabra
encuadre no aparece en los textos de Freud, así como tampoco está pre-
sente en el Diccionario de psicoanálisis, de Laplanche y Pontalis (1996).
Schroeder expone que Freud se refiere en forma implícita en sus escritos
técnicos a ciertas reglas generales que nos acercan a la noción de en-
cuadre, lo cual se aprecia con claridad en su texto Sobre la iniciación del
tratamiento (Freud, 1986c).
Vale señalar que el significado del verbo encuadrar tiene distintas
acepciones: ‘encerrar en un marco o cuadro’, ‘encajar, ajustar dentro de
otra cosa’, ‘determinar los límites de algo, incluyéndolo en un esquema
u organización’ (Real Academia Española, 2021) y también es el acto de
establecer los límites dentro de los cuales un acontecimiento tiene lugar
o cobra sentido.
Ahora bien, en relación al proceso psicoterapéutico, la noción de en-
cuadre ocupa un lugar destacado en el seno del método psicoanalítico.
Según Paciuk (2002), al parecer fue Winnicott (s. f.) quien hizo las prime-
ras alusiones a este concepto al hablar del setting, al que definió como «la
suma de todos los detalles de la técnica» (s. p.). Luego, Bleger (1967) se
refirió al encuadre al escribir Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico, texto
que se volvió un clásico de la temática. Según este autor, un proceso solo
puede ser investigado cuando se mantienen las mismas constantes, es
decir que el encuadre son las constantes en que se da el proceso.
Al igual que Bleger, Braun de Bagnulo et al. (1991) exponen que el
encuadre abarca el rol del analista, el conjunto de factores espaciotempo-
rales y parte de la técnica, que comprende el establecimiento de horarios,
honorarios, vacaciones, etcétera.
171
Discursos acerca de la neutralidad con relación al encuadre
Paciuk (2002) puntualiza que entre los analistas generalmente se usa el
nombre encuadre para lo que regula la conducta en la sesión y agrega que
es un concepto que difiere del significado de setting que define Winnicott.
Para el autor, en la práctica psicoanalítica se denomina encuadre al «con-
junto relativamente reglado y estable de procedimientos y conceptos»
(Paciuk, 2002, p. 38). Las normas del encuadre son propuestas por el psico-
terapeuta al paciente y de esa manera se establece un contrato de trabajo.
Sin dudas, las alteraciones al encuadre hechas por el paciente serán motivo
de análisis; es lo invariante de este lo que permite se puedan analizar esas
rupturas o los cambios que en él se introducen. En ese sentido, muestra su
valor como norma que se acepta o se desconoce. Según Bleger (1967), en
la situación analítica, cuando se dan las rupturas al encuadre, se lo tiende a
mantener o restablecer al utilizar la interpretación.
3
Paciuk (2002) distingue el encuadre ideal, que es el que exponen los
textos, del encuadre real, que es el que aplica cada analista en cada situa-
ción. Este autor, al igual que Etchegoyen (1986a), va más allá del conte-
nido del encuadre y su valor como norma, y hace referencia a la actitud
mental del analista, la cual debe de estar atravesada por principios éticos
que permiten el adecuado trabajo terapéutico. Sin embargo, De Urtubey
(1999) plantea que los elementos del encuadre son varios y que debe ser
invariable, lo cual hace referencia a los aspectos formales.
Para Schkolnik (2008), «El encuadre cumple una función de liberar
y a la vez poner límites al funcionamiento en la sesión del paciente y el
analista», y agrega más tarde «por eso, importa establecer un contrato en
el que se expliciten: el número y duración de las sesiones, la frecuencia,
la modalidad de pago, las fechas de vacaciones, etc., para la contención
3 ¿Qué sucede cuando el psicoterapeuta realiza alteraciones al encuadre? Para Bleger (1967),
las rupturas al encuadre producen grietas por las que se introduce la realidad, el mundo
fantasma del paciente queda sin depositario. Por otra parte, ¿no será imprescindible analizar
nuestra contratransferencia antes de instaurar un cambio técnico?
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de lo que circula libremente» (p. 35). Pero la autora sostiene que las ca-
racterísticas de los elementos del encuadre pueden variar dadas las di-
versas situaciones en que se da la tarea analítica (por ejemplo, puede ser
necesario hacer cambios en la frecuencia o en los honorarios acordados).
Sin embargo, enfatiza que los límites siempre están, ya que establecen un
continente y a la vez crean una necesaria tercerización.
A su vez, De Urtubey (1999) señala que otras condiciones son nece-
sarias para que se mantenga el encuadre: formulación de la regla funda-
mental, neutralidad benevolente para el terapeuta, frustración, contenencia
y solicitud hacia el paciente. Esta autora hace referencia explícitamente
a la neutralidad, que considera parte del encuadre, y señala que «La neu-
tralidad es un proceso de control del yo, sin el cual la distancia requerida
para la toma de conciencia quedaría eliminada» (De Urtubey, 1999, p. 54).
Se puede pensar que, con su planteo sobre la frustración como condición
esencial para que se conserve el encuadre, hace referencia de forma im-
plícita a Freud (1986c), quien proponía que hay que rehusar las satisfac-
ciones a las cuales el paciente más aspira.
De Urtubey (1999) entiende por contenencia:
la instalación y luego el desarrollo de una confianza recíproca, cada
uno en su rol, en un ambiente de trabajo, más bien agradable, donde la
lucha contra la destructividad y la desobjetivación […] son llevadas por
los mejores medios y en tiempo útil. (p. 60)
Más tarde, la autora explica:
La solicitud es una fuerza importante y activa, capaz de neutralizar y
dominar el afecto, en la transferencia y en la contratransferencia, de la
agresión y de la autoagresión. Implica la consciencia de la importan-
cia de las pulsiones destructoras y autodestructoras del paciente, del
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Discursos acerca de la neutralidad con relación al encuadre
desarrollo posible de estas pulsiones en el analista, del límite de los
esfuerzos terapéuticos con cada paciente y de la esperanza, sin certeza,
que en la lucha triunfaremos. (p. 64)
De otra manera, Ormart (2005) refiere que la neutralidad forma par-
te de los elementos del encuadre y así lo señala: «La neutralidad en la
historia del psicoanálisis postfreudiano adquirió el estatuto de antídoto
a la contratransferencia. La neutralidad se volvió uno de los elementos
centrales del encuadre, necesario para la aplicación de la técnica psicoa-
nalítica» (p. 137). Por su parte, Alizade (2002) realiza una diferenciación
entre el encuadre externo y el encuadre interno. El primero corresponde
a los aspectos formales del encuadre y el segundo atañe al dispositivo de
trabajo psicoanalítico en la mente del analista. No obstante, Giovannetti
de Freitas (2005) aborda otro aspecto al ocuparse del encuadre:
Los pacientes que hoy aparecen, debido a vivir en un mundo en que no
hay más fronteras y en que la idea o concepto de permanencia están
sustituidos por el de velocidad y aceleración del tiempo, no pueden
ser presentados al encuadre clásico del análisis, bajo peligro de que no
se constituya ningún análisis. En nuestros días el analista tiene la fun-
ción central de ir construyendo, con cada paciente, un encuadre posible
para que el análisis se constituya. (p. 261)
Giovannetti de Freitas (2005) hace una reflexión interesante acerca
de cómo inciden en el espacio analítico los tiempos que corren. Es inne-
gable que con algunos pacientes se tiene que reconsiderar algunas cues-
tiones del encuadre, pero sin dejar de tener en cuenta su esencia, valor
técnico y ético.
Como se ha señalado anteriormente, en la información recogida la
neutralidad se relacionó con el encuadre. Así lo expresaron algunos de
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los psicoterapeutas psicoanalíticos consultados: «lo asocio al encuadre
[…] tener una cuestión como óptima, un manejo adecuado, que tenga re-
lación con la transferencia, con la contratransferencia, con el encuadre»
(Entrevistada 2, comunicación personal, 12 de junio, 2018)
4
y «La neutra-
lidad se expresa en el encuadre» (Entrevistado 3, comunicación personal,
19 de junio, 2018).
5
Ahora bien, los psicoterapeutas pueden estar planteando dos posibi-
lidades. Por un lado, se pueden estar refiriendo a los requisitos formales
que regulan la sesión en la práctica psicoanalítica o, por otro, pueden es-
tar aludiendo al encuadre como condición a ser internalizada y que tiene
que ver con la actitud analítica.
Al decir de Alizade (2002 y apud Edelman et al., 2009), los aspectos
formales atañen al encuadre externo y la actitud analítica es eso que tiene
que estar en forma indispensable para que un tratamiento sea considera-
do como psicoanalítico. Para esta autora, el encuadre interno es el dispo-
sitivo de trabajo psicoanalítico en la mente del analista, es lo invisible y
está sobreentendido en la observancia de las reglas de atención flotante,
asociación libre, abstinencia
6
y en el análisis del analista. Además, Alizade
(apud Edelman et al., 2009) incluye en el encuadre interno la capacidad
de empatía y de escucha, así como también la permeabilidad del analista
a su propio inconsciente y al del paciente, y el ejercicio de la creatividad
en el arte de la cura.
4 Licenciada en Psicología con menos de cinco años en la Asociación, que ejerce para el Siste-
ma Nacional Integrado de Salud y en clínica privada.
5
Psicoterapeuta y médico psiquiatra con más de quince años en la Asociación, que se desem-
peña en el ámbito privado.
6
¿Por qué no añadir la neutralidad analítica? No está pensada para ser utilizada por un
observador preocupado por guardar una distancia que le permita ser objetivo, sino como
posición que se asume durante el tratamiento y que refiere al decir de Laplanche y Pontalis
(1996): «debe ser neutral en cuanto a sus valores religiosos, morales, sociales, es decir, no
dirigir la cura en función de un ideal cualquiera» (p. 256).
175
Discursos acerca de la neutralidad con relación al encuadre
La autora también habla de los riesgos potenciales del encuadre in-
terno y en especial refiere a:
el todo vale […], la facilitación de la sugestión en detrimento de la ela-
boración, la pérdida de la función del encuadre externo como deposita-
ria de las ansiedades arcaicas (Bleger 1967), la simplificación abusiva, la
pérdida de la dosis indispensable de rigor analítico. (Alizade, 2002, p. 14)
Alizade (2002) plantea que el encuadre externo hace posible el tra-
bajo analítico, pero destaca que no puede utilizarse como un ritual a
cumplir, pues no reside allí la eficacia del psicoanálisis. A su vez, aclara
que el encuadre solo es un impedimento cuando se solidifica en la men-
te del analista (Alizade, apud Edelman et al., 2009). La autora, al igual
que Giovannetti de Freitas (2005), considera que las incertidumbres ac-
tuales nos obligan a repensar, flexibilizarnos, atender a las nuevas de-
mandas y utilizar otras habilidades para que se dé el encuentro.
En cuanto a la consideración de la Entrevistada 2 anteriormente citada,
se puede pensar que está haciendo referencia a que cada uno de los elemen-
tos de la neutralidad debe guardar una relación articulada con los concep-
tos que darán cuenta del proceso; entre ellos, el encuadre. El psicoterapeuta
consultado en la entrevista 3 adhirió a las consideraciones de Schkolnik
(2008) al distinguir entre la importancia del establecimiento del encuadre y
su cumplimiento como valor protector para ambos protagonistas del pro-
ceso psicoterapéutico. Su experiencia lo habilita al siguiente señalamiento:
yo creo que si se genera un encuadre adecuado con el paciente […] y
además cumplirlo es una protección para el paciente y para el terapeu-
ta, muchos no se han dado cuenta de eso, de que uno, que el trabajo
nuestro no es un trabajo sencillo. (Entrevistado 3, comunicación perso-
nal, 19 de junio, 2018)
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Vale señalar que la mayoría de los entrevistados al hablar del encua-
dre se remitieron a los parámetros formales y a cómo son planteados
al paciente. A su vez, se entiende que cada encuentro es particular y
que es posible hacer modificaciones ajustadas que no invalidan el buen
desarrollo del proceso psicoterapéutico. Para hacer esas modificaciones
ajustadas es imprescindible la formación, entendida en sus tres pilares:
formación teórica, análisis personal (reanálisis) y supervisión clínica, in-
dispensable para una segunda mirada. La formación en toda su dimen-
sión es lo que se internaliza y pasa a ser el encuadre interno de cada
psicoterapeuta psicoanalítico.
Pues bien, se sabe que el encuadre no es el mismo en sus caracteres
formales al de los comienzos del psicoanálisis. Se reconoce también que
existen condiciones particulares que permiten el trabajo analítico, que
refieren tanto a los aspectos formales como a la internalización de los
aspectos que delimitan la actitud analítica. Lo interesante es si se puede
pensar en un encuadre estándar para todo tipo de encuentro.
7
La ética
del terapeuta debe estar presente siempre, en el sentido de no manipular
al paciente y de respetar sus valores, lo cual se planteó al referirse a la
neutralidad analítica. Así que asociar la neutralidad al encuadre supone
aceptar, como dicen Laplanche y Pontalis (1996), que es una de las cuali-
dades que definen la posición del analista durante la cura.
7 Se puede investigar la posibilidad de variaciones al encuadre, una de las cuales puede tener
relación con el tipo de patología del paciente. Pero también, como se plantea en la tesis,
a veces se presentan situaciones en las que la neutralidad hace tope y, además de que se
exprese el psicoterapeuta, puede ser necesario hacer modificaciones al encuadre, en el
entendido de que eso no significa alterar el encuadre interno.
177
Discursos acerca de la neutralidad con relación al encuadre
§
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