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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica - Tomo , N.
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la actualidad y pensar nuestra práctica y el padecimiento de nuestros
jóvenes, quienes serán su principal objeto de estudio. Más que un ensayo
acabado, El complejo de Telémaco es un generador de pensamiento; ya
sea desde la crítica o el acierto, nos moviliza. La cuestión de las nuevas
normalidades, los nuevos pacientes difíciles y los desafíos para la psico-
terapia psicoanalítica en el mundo actual forma parte de nuestra agenda
académica de manera evidente. Es por esto que considero de gran impor-
tancia los aportes de este autor.
Tal como lo adelanta su título, este ensayo se basa en la figura de
Telémaco, originaria de la mitología griega y personaje de La odisea de
Homero. Telémaco es hijo de Ulises y Penélope. Su padre parte de su tie-
rra natal, Ítaca, a la guerra; las peripecias de su viaje demoran su retorno
por veinte años. El personaje del hijo que espera el retorno del padre
amado para que restaure la ley en la polis, que se ha convertido en un
caos desde su partida, será, para Recalcati, un modelo posible de hijo
contemporáneo. El hijo a la espera de la ley paterna que se encuentra en
franco declive, a la espera de un padre ideal que no conoce, pero añora.
El autor se ocupa de reiterar que no busca el retorno del padre au-
toritario, sino la aparición de una nueva figura que esté en condiciones
de trasmitir la experiencia vital como algo valioso y plausible de ser dis-
frutado, incluso con sus límites y prohibiciones. Plantea que la indife-
renciación entre generaciones puede ser la causa de esta situación, la
idealización de la juventud eterna, de lo individual y del goce sin límites
que proponen las sociedades actuales. El envejecimiento, muchas veces,
supone la desaparición de la vida pública, lo que produce que padres e
hijos se presenten como amigos, indiferenciados. Ya no hay un mundo de
unos y de otros, todo es el mundo de lo uno.
De esta manera, el hijo-Telémaco se presentará, desde esta perspec-
tiva, como un modelo de sujeto actual. Hiperhedonista, no sabe recono-
cer límites ni postergar el goce, y consume personas como cosas, lo que