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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 6(1), enero-junio 2025, pp. 29-40.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/6.1.2.
acomodan a un ritmo, en una relación en la que los movimientos de
uno van a condicionar los del otro y viceversa» (Silva y Weigensberg,
1992, p. 62).
En este sentido, ya en la década del cincuenta, Winnicott
(1958/1999) comienza a introducir la idea de que el analista debe tratar
de ser sí mismo. Señala: «el tratamiento y [la] dirección de este caso ha
exigido la participación de cuanto poseo en mi calidad de ser humano,
de analista y de pediatra» (Winnicott, 1999, p. 374).
Más adelante, en los años setenta, algunos autores intentaron
cuestionar y tensar la separación entre vida privada y ejercicio de la
clínica. En esta línea, Zac (1971) propuso incluir dentro del encuadre
psicoanalítico lo que denominó la persona real del analista, una catego-
ría difícil de integrar en aquellos tiempos marcados por la rigidez del
encuadre. Por su parte, Little (2017) insiste en que el analista debe asu-
mir un compromiso total con su paciente, lo que supone implicarse y
responder de diversas formas, soportar los derroteros transferenciales,
asumir riesgos, sentir con y para el paciente, identicarse con él, entre
otras implicancias.
A su vez, dentro del campo de los estudios de género hemos salda-
do la discusión acerca de que existe la escucha de género, es decir, que
nuestra construcción identitaria en términos de género compone una
posición simbólica desde la que escuchamos, denimos y miramos.
Alkolombre (2004) propone que «el género supone inevitablemente
puntos ciegos, prejuicios y contratransferencias, así como también
sensibilidades, capacidades y comprensiones particulares» (p. 94).
Una escucha como mujer, sí, pero ¿cómo qué mujer?, ¿en qué etapa
de su ciclo vital?, ¿en qué circunstancias especícas? Entonces, ¿cómo
se ve atravesada esa posición simbólica en los procesos de embarazo y
puerperio? ¿Cuál es el impacto de esa mirada especíca, portadora de
ese cuerpo especíco, sobre el psiquismo de su paciente?
Vives (2004) plantea que
el ejercicio del psicoanálisis es en sentido estricto la puesta en es-
cena de una identicación parcial con la madre o con funciones de