JUGAR CON OTROS:
PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
GRUPAL CON NIÑOS
PLAYING WITH OTHERS: PSYCHOANALYTIC GROUP
PSYCHOTHERAPY WITH CHILDREN
BRINCAR COM OUTROS: PSICOTERAPIA
PSICANALÍTICA EM GRUPO COM CRIANÇAS
Diego Monetti
Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica
Montevideo, Uruguay
Correo electrónico: monettidiego@gmail.com
ORCID: 0009-0003-2315-3392
Recibido: 9/3/2024
Aceptado: 26/4/2024
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 5(1), enero-junio 2024, pp. 67-86.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/5.1.4.
Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo
MONETTI, D. (2024). Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños.
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 5
(1), 67-86.
DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/5.1.4
Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
Submitted: 9 March 2024
Accepted: 26 April 2024
Recebido: 9/3/2024
Aceite: 26/4/2024
Resumen
En este artículo se presentan experiencias de trabajo psicoanalítico con grupos
abiertos de niños llevadas a cabo en una institución de salud en Montevideo. Se detallan
las características del dispositivo utilizado, las indicaciones más comunes, el estilo de
coordinación adoptado y los efectos terapéuticos del jugar con otros.
Palabras clave: grupo, niño, juego, psicoterapia, psicoanálisis.
Abstract
This article presents experiences of psychoanalytic work with open groups of
children carried out in a health institution in Montevideo. The characteristics of the
device used, the most common indications, the coordination style adopted, and the
therapeutic effects of playing with others are detailed.
Keywords: group, child, play, psychotherapy, psychoanalysis.
Resumo
Este artigo apresenta experiências de trabalho psicanalítico com grupos abertos
de crianças realizadas em uma instituição de saúde de Montevidéu. São detalhadas
as características do dispositivo utilizado, as indicações mais comuns, o estilo de
coordenação adotado e os efeitos terapêuticos de brincar com outros.
Palavras-chave: grupo, criança, brincadeira, psicoterapia, psicanálise.
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INTRODUCCIÓN1
En el presente artículo se relata una serie de experiencias de tra-
bajo con grupos abiertos de psicoterapia psicoanalítica con niños.
En el contexto actual muchos niños no tienen instancias de juego
colectivo o presentan dicultades para jugar e interactuar con otros. El
grupo, por su parte, constituye un espacio privilegiado para desarrollar
la posibilidad de vincularse y la potencialidad creativa que ello impli-
ca. Los efectos terapéuticos del grupo son diversos:
El grupo puede favorecer el trabajo psíquico y la elaboración subje-
tiva en las más diversas circunstancias. La trama grupal habilita la
permutación de afectos y del registro del otro, ayuda a transformar
el odio, la indiferencia y el vacío en capacidad simbólica y creativa. Es
una herramienta privilegiada de apuntalamiento y reapuntalamien-
to en las situaciones críticas. Ofrece un préstamo del preconsciente
de y entre sus diversos integrantes a favor de la recuperación de me-
morias y construcción de sentidos y de proyectos. (Edelman et al.,
2018, p. 141)
En relación con el juego, y siguiendo las conceptualizaciones de
Winnicott (1971), podemos armar que es en esencia terapéutico y
subjetivante. La actividad lúdica en tanto espacio potencial es funda-
mental para el desarrollo de la conanza y la creatividad en el niño.
«En el juego, y solo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda
la personalidad, y el individuo descubre su persona solo cuando se
muestra creador» (Winnicott, 1971, p. 80).
1 La editora María de los Ángeles Maseda aprobó este artículo
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Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños
Diego Monetti
LA INTEGRACIÓN DEL GRUPO
Nuestra labor se centró principalmente en niños en edad esco-
lar entre seis y once años,2 quienes, desde una perspectiva evolutiva,
atraviesan el período de latencia. Dicha franja etaria fue determinada
por un criterio institucional. La recomendación usual en la bibliografía
consultada sobre el tema es que no haya una diferencia mayor a tres
años entre los niños que integran el grupo, porque muchas veces se
presentan diferencias signicativas entre estas edades. En la práctica,
las disparidades entre los extremos de esta franja etaria no han repre-
sentado un obstáculo para nuestro trabajo.
Entendemos que el número de integrantes adecuado para traba-
jar oscila entre tres y ocho niños. Sin embargo, esta cifra puede variar
según las necesidades individuales de cada niño. Muchas veces, los
niños más pequeños o más inquietos pueden requerir de un grupo
con un número menor de integrantes. Además, un grupo demasiado
numeroso, especialmente si está compuesto por niños con demandas
intensas, puede resultar difícil de manejar para los coordinadores.
Consideramos que es preferible para el proceso grupal que exis-
ta diversidad en las características y motivos de consulta de los
integrantes.
EL ENCUADRE
Los grupos son abiertos, de manera de que no todos los niños co-
mienzan o nalizan su proceso en forma simultánea. Las sesiones son
semanales, de una hora y quince minutos de duración. La permanen-
cia de cada niño en el grupo fue establecida por la institución, en un
total de veinticuatro sesiones.
2 Para salvaguardar la identidad y preservar el anonimato se modicaron los datos
de los pacientes.
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Contamos con un espacio para entrevistas al nalizar las sesiones
que permite diferentes tipos de intervención, como ser entrevistas de
inicio y de cierre, orientaciones a los padres, intervenciones vincula-
res con las familias. También es un tiempo de intercambio entre los
coordinadores al nalizar el grupo para reexionar sobre la sesión, la
contratransferencia y la intertransferencia (Käes, 2007).
LAS DERIVACIONES
En nuestra experiencia, las derivaciones más frecuentes son de
niños con dicultades en el vínculo con pares, de integración o de
adaptación escolar, con agresividad, timidez, inhibición, en situación
de bullying y de rivalidad fraterna. Otras veces, están ligadas a dicul-
tades en el vínculo con adultos, con los límites, el oposicionismo, la
inquietud, la dispersión. Además, recibimos derivaciones relacionadas
con afectaciones en el humor, procesos de duelo, conictiva familiar o
separación parental.
Estos motivos de consulta son prioritarios para la indicación de
tratamiento grupal, ya que el trabajo en grupo ha demostrado ser
efectivo para abordar estas problemáticas. Sin embargo, reconocemos
que otros niños con diferentes características o diagnósticos pueden
beneciarse de participar en otros grupos especícos.
Con respecto a la indicación, es muy amplia: niños tímidos, sobre-
protegidos, inhibidos, con dicultades de comunicación, niños adul-
toides que esconden miedos e inhibiciones, niños depresivos. Se po-
dría decir que cualquier niño y cualquiera fuese su psicopatología se
beneciaría de un espacio terapéutico grupal, teniendo en cuenta la
diversidad de grupos terapéuticos de niños recogida en la literatu-
ra: grupos de niños autistas, psicóticos, epilépticos, organizaciones
decitarias, oligofrénicos, grupos de psicoprolaxis quirúrgica […].
(Busto, 1999, p. 109)
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Un motivo frecuente de derivación es la dicultad para jugar con
otros, muchas veces motivada por la ausencia de instancias o la im-
posibilidad de los niños de compartir y encontrarse a jugar. Desde la
familia se señala que «solo se entretiene con el celular» o que «no sabe
jugar con otros». Al profundizar, en las entrevistas suele encontrarse
la ausencia de un sostén del ambiente que propicie las condiciones
para que el jugar con otros pueda producirse. Muchas familias, por la
dinámica laboral, no encuentran momentos para el juego compartido
o creativo. En otras oportunidades, la escuela parece no contener esta
necesidad e incluso se producen en las instituciones educativas situa-
ciones de bullying que terminan inhibiendo la socialización.
[…] la indicación de Grupo depende de que el niño que necesita tra-
tamiento psicoterápico, sea tratable en Grupo, lo cual incluye, que la
experiencia de Grupo pueda mejorarlo y que el niño pueda permitir
que el Grupo funcione, o sea, que no sea demasiado disruptivo para
este. (Torras de Beà, 1996, p. 57)
EL INGRESO DE NUEVOS INTEGRANTES AL GRUPO
En nuestra concepción, preferimos que el niño ingrese directamen-
te al grupo sin una entrevista previa. Consideramos que es signicativo
observar la conducta del niño al integrarse y cómo es recibido por sus
compañeros. Los niños vienen derivados por el Comité de Recepción
de Salud Mental, integrado por un psicólogo y un psiquiatra, quienes
explicitan el motivo de consulta en el pase y la historia clínica, donde
podemos consultar los datos previos.
Algunos colegas optan por realizar entrevistas individuales para
explicar al niño la conformación del grupo o incluso para mostrarle
el espacio donde se desarrollan las reuniones como un andamiaje a
su integración. Sin embargo, en nuestra experiencia, la mayoría de los
niños logran ingresar al grupo sin dicultades. En caso de que haya
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una excepción, los terapeutas intervenimos sosteniendo al niño en su
presentación al grupo para facilitar su integración.
Es importante tener en cuenta que algunos niños con ansiedad de
separación o fobia social pueden presentar dicultades para entrar al
salón en el inicio del grupo. Si lo logran, suelen buscar excusas para
salir del salón, piden varias veces para ir al baño para retomar el con-
tacto con sus padres o para constatar que están afuera esperándolos.
LA CONSIGNA
La consigna que se da al grupo es la siguiente: «Este es un espacio
para hablar sobre las cosas que les pasan. Vamos a trabajar sobre lo
que cada uno traiga para comentar con el grupo y lo que surja del
intercambio con los compañeros, para lo cual vamos a presentarnos
para conocernos. Además, podemos compartir otras actividades o jue-
gos entre todos».
Se establecen dos reglas de funcionamiento: la condencialidad y
el respeto por el otro. Puede explicitarse que esta última supone escu-
charse, no agredirse ni burlarse de lo que el otro dice. Cuando el grupo
se conforma con niños más pequeños, se sugiere explicar que pueden
compartir las cosas que los hacen sentir tristes o sentirse mal, preocu-
paciones, enojos o lo quieran comentar al grupo.
Incluimos dentro de las reglas del grupo la no agresión como lí-
mite, entendiendo que los límites contienen a los niños y favorecen
la simbolización, buscando que aquello que se expresa a través de la
conducta pueda verbalizarse.
En general, nuestra experiencia aconseja evitar toda agresión directa
entre los niños, aun cuando la agresión nos parezca de poca intensi-
dad, porque de lo contrario el incremento de la culpa en el chico que
la provocó […] es muy grande, pudiendo quedar perturbada su rela-
ción transferencial, por el miedo a la represalia durante varias se-
siones. No hay que olvidar que la mayor parte de las veces los niños
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desean que el terapeuta ponga límites a sus agresiones. (Pavlovsky,
1987, p. 56)
Al comienzo y al nal del grupo, reservamos unos minutos exclu-
sivos para el intercambio verbal. Dado que muchos niños preeren el
juego en detrimento de las instancias de diálogo colectivo, propicia-
mos un tiempo para cada actividad.
LOS GRUPOS ABIERTOS
La modalidad de grupo abierto responde a una necesidad insti-
tucional: brindar tratamiento a la mayor cantidad de niños que sea
posible, siempre que el grupo no exceda el límite de doce integrantes.
El hecho de ser un grupo abierto tiene sus particularidades, una de
ellas es que cada vez que ingresa un nuevo integrante deben verbali-
zarse el encuadre y la consigna y los niños deben presentarse.
A menudo, los niños tienen una actitud espontánea de recibir e
integrar a los nuevos compañeros, y los invitan a presentarse o a jugar.
No obstante, también pueden aparecer reacciones negativas o defensi-
vas frente al recién llegado, como inhibiciones, desconanza, ignorarlo
o negar su presencia, conductas maníacas u hostiles, celos o rivalida-
des. Entendemos que la actitud del terapeuta debe ser la de facilitar la
integración y sostener al recién llegado en su incorporación al grupo,
lo cual puede suponer interpretar las ansiedades que puedan suscitar-
se tanto en el niño nuevo como en el grupo.
En los grupos abiertos a las ansiedades iniciales en relación con la
pérdida de la identidad como individuo3 se suman luego las ansie-
dades que se viven en relación a la pérdida de identidad como grupo
frente al ingreso de otro niño. (Cherro y Ruiz, 1982, p. 13)
3 Para profundizar en las teorizaciones psicoanalíticas sobre el fenómeno de regre-
sión y la amenaza a la identidad individual en los grupos, consultar los textos de
Bion (1980) y Anzieu (1978) incluidos en las referencias bibliográcas.
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La modalidad de grupo abierto puede producir que el foco de la
transferencia sea hacia los coordinadores, pues son los integrantes
más estables del grupo, además de ser representantes del mundo
adulto. Es frecuente que frente a la llegada de nuevos integrantes y la
nalización de otros se generen movimientos regresivos y se apele a
una mayor dependencia de los terapeutas. Entendemos que, si ese as-
pecto pasa a establecerse como modo único de funcionamiento, debe
ser señalado y devuelto al grupo, para buscar intervenciones que posi-
biliten otro tipo de interacciones entre los niños.
Otras veces, los ingresos pueden dinamizar el funcionamiento
grupal; por ejemplo, cuando hay cierta homogeneidad en los integran-
tes y llega un niño con características diferentes. Un grupo integrado
predominantemente por niños más inhibidos puede verse favorecido
por la llegada de otros más espontáneos, que naturalmente los invi-
tan a jugar o a comunicarse. Niños con mayor capacidad simbólica
pueden aportar desde esa característica a otros que se expresan fun-
damentalmente a través de la acción. Cada nuevo integrante puede
contribuir desde su singularidad y diferencia al proceso del grupo o
eventualmente producir ciertos obstáculos.
[…] cuando un paciente ingresa a un grupo preformado, se aceleran
sus posibilidades de conexión con los otros miembros. En lo que se
reere a la repercusión que tendría en el grupo el ingreso de un nuevo
miembro, hemos encontrado que en general se considera este hecho
como positivo para la evolución del grupo. (Touson et al., 1969, p. 394)
Para Bion (1980), la posibilidad de un grupo de tolerar ingresos y
egresos de integrantes es uno de los elementos del «buen espíritu de
grupo»:
Estamos ahora en posición más favorable de denir «el buen espíri-
tu de grupo» […] La capacidad de absorber a nuevos miembros y de
perder otros sin temer por la individualidad del grupo, es decir que el
«carácter de grupo» debe ser exible. (p. 26)
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Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños
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Es conveniente explicitar en el grupo y avisar con tiempo a cada
niño cuando está por nalizar su proceso para facilitar la elaboración
de las separaciones, ya que en algunas oportunidades se producen
duelos por los compañeros que dejan de venir. Es importante permitir
la expresión verbal de las vivencias que promueven dichas despedidas.
Muchas veces los efectos de estas se hacen visibles con posterioridad,
cuando pasan las reuniones y se trae el recuerdo o gesto de algún
compañero que ya no asiste.
Por la modalidad de las derivaciones y de los ingresos, los terapeu-
tas muchas veces no podemos anticipar al grupo la llegada de nuevos
integrantes. Otras veces, se producen abandonos o inasistencias que
se dan sin aviso y promueven fantasías de abandono o desmembra-
miento del grupo. Por motivo de la eventual rotación de los niños que
asisten, la internalización y representación mutua de los integrantes
puede ser difícil. Sin embargo, este aspecto no impide que general-
mente pueda desarrollarse el proceso grupal.
LA COORDINACIÓN
Trabajamos en una dupla de cocoordinación mixta, ambos tera-
peutas estamos formados en psicoterapia psicoanalítica e interveni-
mos indistintamente en las sesiones a través de señalamientos, pre-
guntas, comentarios, interpretando o mediante la puesta de límites.
Buscamos cierto balance en las intervenciones, en el manejo de los
límites y en la atención a determinados niños, lo cual a menudo solo
puede acordarse en situación.
Optamos por no trabajar con la modalidad de un observador si-
lencioso, ya que entendemos que es persecutorio para los niños. Del
mismo modo, evitamos tomar notas durante las sesiones para privile-
giar estar atentos y presentes en el grupo. En ocasiones, se producen
situaciones en subgrupos, lo cual hace que sea difícil que un solo coor-
dinador pueda estar al tanto de todo lo que va ocurriendo.
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Contar con dos coordinadores presenta ventajas, por ejemplo,
cuando uno de los niños necesita salir del salón. A su vez, permite vi-
sualizar y esclarecer la transferencia con mayor claridad.
LOS MATERIALES, EL SALÓN Y LA SALA DE ESPERA
No focalizamos el grupo en el juego a partir del uso del cajón de
juguetes, el cual consideramos simplemente como un recurso más.
Principalmente, disponemos de medios de expresión plástica, hojas y
lápices de colores, crayones, goma de pegar, tijeras. En alguna oportu-
nidad incluimos muñecos, autitos o juegos de caja, cartas. Estos ma-
teriales permiten formas de expresión habituales para los niños y son
fáciles de reponer en caso de que resulten dañados durante el juego.
Su reposición dependerá de la destructividad de los niños, los niveles
de culpa concomitante y la capacidad y necesidad de reparación. Por
motivos de practicidad, mantenimiento y limpieza del salón, no dispo-
nemos de agua ni de arena para los juegos.
En cuanto al salón, cuenta con un espacio adecuado para poder
jugar, con sillas dispuestas en círculo, un pizarrón y una mesa. El es-
pacio es determinante para poder desarrollar o no determinados tipos
de juegos. Debe garantizar la seguridad de los niños y no debe tener
objetos que puedan resultar peligrosos. Los padres esperan afuera, por
lo cual es importante que el salón garantice la condencialidad.
La sala de espera frecuentemente se congura en un espacio de
caldeamiento espontáneo, donde se dan interacciones entre los niños
antes de comenzar el grupo, empiezan a conocerse o a jugar antes de
entrar al salón. En ese espacio se producen las separaciones con los
padres para ingresar al grupo, momento que muchas veces es signi-
cativo observar, pues se producen ansiedades, tanto en los adultos
como en los niños, que pueden ser trabajadas. Suelen ser instancias
donde los padres demandan o brindan información a los coordinado-
res para calmar sus propias ansiedades y fantasías, y otras veces para
aportar datos signicativos de los sucesos de la vida del niño.
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Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños
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LAS INTERVENCIONES
En cuanto a las interpretaciones, pueden dirigirse tanto al grupo
en su totalidad como a un subgrupo o a un niño en particular. Las in-
terpretaciones al grupo suelen abordar una fantasía, un clima o una
ansiedad predominante en un momento o escena grupal especícos.
La escena grupal puede congurarse tanto a través del discurso o ca-
dena asociativa grupal (Käes, 2007), como mediante los actos, gestos y
afectos que se maniestan. Por ejemplo, se puede señalar el clima del
grupo al destacar las vivencias depresivas que surgen tras un relato de
pérdida o el despliegue de su contraparte, la respuesta maníaca.
La situación grupal crea ansiedades muy extremas, de carácter psi-
cótico. […] Estas ansiedades movilizan defensas variadas, entre las
cuales se destaca en forma preeminente la defensa maníaca. Así
como creemos que la ansiedad básica es la ansiedad de alienación,
consideramos que la manía es la defensa más comúnmente utiliza-
da. (Garbarino et al., 1971, p. 35)
También pueden señalarse o interpretarse determinados pasajes
al acto frente a situaciones de angustia. El terapeuta debe distinguir
aquellos momentos donde es aconsejable permitir o facilitar el desa-
rrollo del juego o incluso participar de dicha instancia con los niños,
de aquellas situaciones donde es preferible que realice un corte e in-
troduzca la palabra, una interpretación o incluso un acto analítico,
como, por ejemplo, dar nalización a un juego cuando las ansiedades
son desbordantes.
En general, se interpreta aquella que se considera el punto de ur-
gencia; a veces se da una modalidad de expresión grupal y otras una
situación individual; […] interpretar a un miembro de un grupo sig-
nica abarcar aspectos de él y de los restantes, tanto por las pro-
yecciones e identicaciones, como por el simple hecho de que existe
una reacción determinada del grupo a la interpretación hecha a un
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individuo. Si se considera al grupo como un todo homogéneo, bus-
cando solamente una fantasía grupal, se pierden aspectos valiosos de
expresiones individuales. Como nosotros no interpretamos solo fan-
tasías inconscientes, sino actitudes, roles, formas de comunicación y
expresión, […] abarcando a uno, dos, tres, o todos sus miembros. La
consideración de un grupo como un todo que expresa una fantasía o
un sentimiento se convierte a veces en un abstracto que tiene escaso
valor para un real acercamiento a los niños. (Glasserman y Sirlin,
1979, p. 47)
LA EXPERIENCIA DEL GRUPO
El grupo es un espacio privilegiado para socializar la experiencia
individual, sin que esta pierda su singularidad, y poder pensar con
otros de modo de enriquecer la mirada propia a partir de las diferen-
cias que estos aportan.
El sentimiento de compartir problemas tiene particular importancia
en la psicoterapia de grupo […]. Así, por ejemplo, ansiedades ligadas
a sentimientos de culpa, inferioridades, etc., que no han sido recono-
cidas o han sido mantenidas en secreto, se alivian rápidamente al ser
vivenciadas como compartidas y comunes. (Speier, 1970, p. 32)
La situación grupal es una oportunidad para instaurar entre pares
las legalidades e interdicciones que no se han constituido desde la
parentalidad. El grupo actúa como elemento regulador de conductas
agresivas o narcisistas.
Los terapeutas tienen la posibilidad de sostener límites desde la
palabra, lo cual muchas veces no ocurre cuando los adultos responsa-
bles del cuidado están desbordados.
El grupo permite el encuentro con pautas de crianza diferen-
tes a las del hogar, lo que posibilita la salida exogámica y la elabo-
ración de la conictiva edípica a partir de la transferencia hacia los
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coordinadores. La transferencia lateral con los compañeros permite
elaborar la hostilidad, la rivalidad o los celos del vínculo con los her-
manos. Conductas como apoderarse de la atención o de la mirada de
uno o ambos coordinadores, excluir a los compañeros o competir con
ellos por el reconocimiento pueden dar cuenta de estas motivaciones.
En otras ocasiones se maniesta en querer ser el protagonista o líder
del juego o no compartir determinado juguete. También se producen
emparejamientos entre algunos niños, donde los otros quedan exclui-
dos y el grupo puede responder atacando o bien conrmando la es-
cena de exclusión. Otros niños repiten el personaje del solitario o la
escena de ser excluido aun cuando el grupo pretende integrarlos al
juego o a la conversación.
Las dicultades de separación suelen manifestarse, al igual que en
los tratamientos individuales, mediante la imposibilidad de nalizar
un juego, aunque se haya señalado el tiempo de nalización. También
pueden proponer juegos una vez nalizado el tiempo o no salir del
salón aun cuando los compañeros ya se han retirado.
EL JUEGO
En el grupo, los niños tienen la posibilidad de experimentar tanto
el placer de jugar con otros, como la renuncia que esto implica. Para
poder jugar deben hacer lugar al otro y descentrarse de posiciones
narcisistas que muchas veces obturan el juego, como pueden ser que-
rer ganar siempre o imponer siempre su juego a los demás.
El juego es ocasión de una réplica y de una invención; de un impe-
dimento y de una posibilidad. Alude tanto a la reiteración de una
mirada imperativa (el una y otra vez de «lo mismo»), como al pasa-
je por otra posición […]. El juego es una metáfora subjetiva. La ex-
periencia grupal transcurre por esta tensión. Entre una identica-
ción que insiste y el tránsito por otras posibilidades que no desisten.
Cada uno pone en escena la obstinación de su mirada y se encuentra
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sorprendido como el que pasa por esa acción. El grupo está para ese
pasaje. Cada cual viene a interrogarse por su propio juego. (Percia,
1991, p. 56)
Los juegos reglados permiten que algunos niños más impulsivos
comiencen a respetar turnos y normas, lo que les ayuda a desarrollar
una mayor tolerancia a la frustración y postergar la descarga motriz
en favor de la simbolización y la comunicación. Facilitamos diferentes
formas de expresión que puedan favorecer la sublimación, como ser el
dibujo, el juego libre, el juego con juguetes, los juegos de imaginación,
las dramatizaciones. No establecemos ni sugerimos a priori determi-
nado juego o actividad, son los niños quienes deciden lo que el grupo
va a desarrollar.
Cuando un juego alcanza una intensidad o agresividad que des-
borda el umbral tolerable, se interrumpe para esclarecer lo aconte-
cido. Entendemos que el juego debe permitir y a su vez contener la
agresividad.
Muchas veces se producen conictos a la hora de decidir a qué
jugar, lo cual los niños intentan resolver de diferentes maneras, ya
sea demandando la resolución a los coordinadores, imponiendo una
solución autoritaria o buscando un consenso grupal o una salida de-
mocrática. Si la situación no es obturada por la ansiedad de los coor-
dinadores y puede sostenerse el conicto, se promueve el diálogo y la
negociación entre los niños en el camino a una resolución mediada
por la palabra. En ocasiones, a pesar de las interpretaciones realizadas,
el conicto no se resuelve y el juego no se lleva a cabo, pero suele reto-
marse en la siguiente sesión por iniciativa de los propios niños.
Al momento de acordar a qué jugar, los niños más dependientes
suelen plegarse pasivamente a las propuestas de los demás. Aquellos
con un funcionamiento de predominio narcisista suelen imponer su
juego o incluso ponerse a jugar solos cuando el resto no ha expresado
aún su preferencia, pueden no explicar el juego o suponer que los de-
más ya saben jugar. Los niños con baja autoestima o aspectos depre-
sivos suelen no darse el lugar para expresar sus preferencias, muchas
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Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños
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veces esperan que los demás no les pregunten y se ven interpelados
cuando otros niños les solicitan su opinión.
Tanto el juego individual como el grupal se ofrecen como un ecaz
elemento diagnóstico, en tanto se observen la cualidad de las fanta-
sías y los contenidos que en él se despliegan, las posibilidades simbó-
licas o de descarga, los mecanismos de defensa presentes en ellos, su
carácter fundamentalmente de repetición o creativo.
JUGAR CON OTROS
Consideramos que la potencia del juego en grupo no está dada úni-
camente por eso que cada uno transere, sublima y elabora individual-
mente, sino por lo que se crea en el juego con los demás. Esto se debe
al efecto de presencia (Berenstein, 2007) de los otros en el juego, lo que
su alteridad produce no solo en tanto apertura a nuevas identicacio-
nes, sino en tanto posibilidad de encuentro inaugural con la diferencia.
Urman (2012) propone la lectura de eso novedoso que se produce en
situación en el juego, en la inmanencia y el devenir del grupo.
En la clínica vincular mantengo las características del jugar, tal como
las utilizo en la terapia individual, pero no lo tomo como expresión
de la realidad psíquica del niño o de su mundo interno, sino que
aparto momentáneamente ese sentido y lo sustituyo por el conside-
rarlo como expresión genuina y camino metafórico privilegiado del
conjunto, de lo que emerge entre los sujetos presentes, sujetados por
ese conjunto que nos incluye. […] El jugar estaría […] determinado
por lo que impone, por presencia, el contexto clínico grupal, como
producción inédita, siendo este acontecimiento lúdico el modo en
que el conjunto se subjetiva y piensa su subjetividad. La capacidad
de producir nuevos posicionamientos y elaboraciones profundas que
lleven a nuevos niveles madurativos o de simbolización, como efecto
de marcas inéditas, es una característica del juego creativo. (Urman,
2012, pp. 69-70)
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Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 5(1), enero-junio 2024, pp. 67-86.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/5.1.4.
UNA ESCENA DE JUEGO
En una sesión de un grupo integrado por tres niñas y dos varones,
una de las integrantes comenta con alegría que ha nacido su sobrina.
Otra de las niñas trae un muñeco de un bebé a la sesión. Si bien no
consignamos ni estimulamos que traigan juguetes al grupo, la condi-
ción para ingresarlos es que puedan compartirlos.
Otra niña le pide prestado el muñeco y, riéndose, se lo lanza a modo
de juego a su dueña. Entre risas y cierto monto de agresividad tolerada
por los terapeutas, lanzan al muñeco al grito de: «Ahí va el chiquito».
Todos los niños se pliegan al intenso juego al que titulan «Tirar al chi-
quito», mientras el muñeco es lanzado por los aires, se golpea contra las
paredes o cae al suelo. «Lo voy a tirar bien lejos», comenta uno, mientras
lo lanza con fuerza. Se les interpreta la ambivalencia que genera el na-
cimiento de un niño más chico y la rivalidad con sus hermanos meno-
res. Uno de los terapeutas comenta: «Aunque quieran a los hermanos,
parece que a veces les da ganas de tirar a los chiquitos por la ventana.
Los nacimientos traen alegría, pero a veces también traen celos y ri-
validades». Responden a la interpretación con risas, mientras el clima
maníaco progresivamente se apacigua y el nivel de ansiedad baja.
Una de las niñas más grandes comenta que está harta de su her-
mano de cuatro años. Otro niño, angustiado, se queja de que sus pa-
dres siempre deenden a su hermano menor y nunca le creen a él, lo
cual trae a continuación resonancias e identicaciones en el grupo.
Otra integrante comenta a las risas: «Yo, cuando era más chica, era
insoportable, ¡pobres mis hermanos mayores!».
Como toda escena grupal, esta ofrece diferentes niveles y posibi-
lidades de interpretación. En este caso son priorizados en la interven-
ción aquellos aspectos más representativos de la conictiva del grupo
y de sus integrantes.
En la escena del juego puede verse cómo se va produciendo un
efecto de resonancia fantasmática (Anzieu, 1978) entre los participan-
tes y cómo, mediante la interpretación, se va dando paso a la expre-
sión de la conictiva de cada uno de ellos.
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Jugar con otros: psicoterapia psicoanalítica grupal con niños
Diego Monetti
EL GRUPO EN LA INSTITUCIÓN
El contexto de desarrollo del grupo en una institución de salud pri-
vada plantea la problemática de la transferencia institucional y la im-
plicación. La adherencia al tratamiento se ve inuenciada por la trans-
ferencia de los padres hacia el grupo, los terapeutas y la institución en
sí misma. Esta dinámica puede operar como resistencia al tratamiento
si la transferencia tiene connotaciones negativas, lo que a veces puede
resultar en interrupciones o abandonos. Además, estas transferencias
pueden ser actuadas por los niños en situaciones dentro del grupo si
no se aclaran previamente. El trato recibido por el personal adminis-
trativo, técnico o médico que realizó la derivación también inuye en
estas transferencias.
El hecho de que el grupo se reúna en la institución de salud puede
generar fantasías de enfermedad en los niños, quienes a menudo ex-
presan: «Venimos a curarnos». También se reeren a los coordinadores
como «doctores», por lo que optamos por no usar túnicas para no con-
rmar esa fantasía.
En denitiva, es crucial que los coordinadores estén atentos a su
propia implicación y a las transferencias institucionales, ya que los
conictos de naturaleza institucional pueden manifestarse en el fun-
cionamiento de los grupos que operan en ella.
CONSIDERACIONES FINALES
Los grupos muchas veces son subutilizados debido al desconoci-
miento sobre su funcionamiento, indicación, efectos y potencial te-
rapéutico. Actúan ciertos prejuicios, como, por ejemplo, que en una
psicoterapia individual se trabaja con mayor profundidad, que se pres-
ta más atención a cada niño o que el grupo es solo una opción te-
rapéutica para ahorrar recursos. En general, la población tiene como
referencia el dispositivo individual como dispositivo hegemónico de
intervención en salud mental.
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ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/5.1.4.
Sin embargo, la potencia terapéutica de los grupos de niños los
convierte en dispositivos privilegiados para la elaboración psíquica de
diversas conictivas en la infancia.
* * *
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