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literatura, y particularmente por la poesía, y se preguntaba de dónde le lle-
gaba ese saber al poeta. Lacan, quien también se interesó por la escritura y
trabajó sobre el escritor James Joyce, nos sugería que frente al analizante
nos abstengamos de comprender. El analista más bien debe hacer resonar
otra cosa que el significado que trae el analizante.
¿Acaso no se trata de eso también la poesía?, ¿de abstenerse de enten-
der, de interpretar, y que las palabras suenen de otra forma, de crear otro
sentido? ¿No es acaso el analista un poco poeta? «La poesía entonces da
la dimensión de la interpretación que se juega en un análisis y pertenece al
mismo orden» (Collazo, 2014, p. 27).
A lo largo de este recorrido, la autora se embarca en un viaje junto a varios
escritores, a quienes pone a conversar con algunos conceptos del psicoaná-
lisis: Juan Gelman, Clarice Lispector, Marguerite Durás, Alejandra Pizarnik y
James Joyce. Los últimos dos son citados por Collazo cuando se pregunta si
la poesía se escribe desde el lenguaje o desde lalangue, en el sentido en que
Lacan (1971) define este concepto.1 Para esto toma los últimos poemas de
Pizarnik, donde aparece algo del orden del balbuceo, donde el sentido parece
haber quedado a un costado y prima un goce puro. Los neologismos quiebran
el significado convencional de las palabras.
En este recorrido aparece también Luis Alberto Spinetta (1982) con su
poesía hecha música: «Barro tal vez». Barro-vacío, nos dice la autora, que se
muestra fascinada por la forma en que Spinetta consigue rodear ese impo-
sible con palabras. ¿Es la poesía, entonces, una forma de hacer con la hen-
didura? «El poeta es un sembrador de grietas» decía Roberto Juarroz (2000,
p. 25). Parafraseando a Collazo, si bien en la poesía, al igual que en otros
géneros, está presente la metonimia, en ella la relación de las palabras con
el vacío es particularmente estrecha. La metáfora aparece en su forma más
1 Para Lacan, lalangue se diferencia de la lengua. Define la primera como las marcas del goce
que cada uno lleva en el cuerpo. Lalangue no serviría para la comunicación, sino que tiene
que ver con el impacto del goce que afecta al hablante.
La rosa de cobre. Psicoanálisis y poesía,
de Cecilia E. Collazo - Marina Cueik