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LA CRÍTICA DEL PSICOANÁLISIS A LA
CEGUERA DE LAS LUCHAS SOCIALES
THE CRITIQUE OF PSYCHOANALYSIS TO THE
BLINDNESS OF SOCIAL STRUGGLES
A CRÍTICA DA PSICANÁLISE À CEGUEIRA
DAS LUTAS SOCIAIS
Suely Duék
Círculo Psicoanalítico de Río de Janeiro
Río de Janeiro, Brasil
Correo electrónico: suely.duek@gmail.com
ORCID: 0009-0003-0311-9015
Recibido: 20/6/2023
Aceptado: 22/8/2023
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 4
(2), julio-diciembre 2023, pp. 85-96.
ISSN: 2730-4833 (papel), 2730-4957 (en línea). DOI: doi.org/10.53693/ERPPA/4.2.5
Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo
DUÉK, S. (2023). La crítica del psicoanálisis a la ceguera de las luchas sociales.
Equinoccio. Revista de psicoterapia psicoanalítica, 4
(2), 85-96. DOI: doi.org/10.53693/
ERPPA/4.2.5
Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
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Resumen
El presente texto pretende demostrar que no hay amenaza mayor para una socie-
dad que el retorno del mal y la destrucción, y que se hace necesario recordar la historia
para lidiar con la vulnerabilidad humana al defenderse de la economía moral neoliberal
del mercado que nos desafía en el siglo xxi y en tiempos de pandemia. Los escritos de
Vladimir Safatle, filósofo y psicoanalista, nos ayudan a entender los orígenes de la vio-
lencia capaz de destruir los derechos humanos y la democracia.
Palabras clave: democracia, sufrimiento, narración.
Abstract
This text aims to demonstrate that there is no greater threat to a society than
the return of evil and destruction, and that it is necessary to remember history to
deal with human vulnerability when defending ourselves against the neoliberal moral
economy of the market that challenges us in the 21st century and in pandemic times.
The writings of Vladimir Safatle, philosopher and psychoanalyst, help us understand
the origins of violence capable of destroying human rights and democracy.
Keywords: democracy, suffering, narration.
Resumo
O presente texto pretende demonstrar que não há ameaça maior para uma
sociedade do que o retorno do mal e da destruição e como a lembrança da história se
faz necessária para lidar com a vulnerabilidade humana ao defender-se da economia
moral neoliberal do mercado que nos desafia no século XXI em tempos pandêmicos.
Os escritos de Vladimir Safatle, filósofo e psicanalista, nos ajudam a compreender as
origens da violência capaz de destruir os direitos humanos e a democracia.
Palavras-chave: democracia, sofrimento, narrativa.
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VLADIMIR SAFATLE Y EL NEOLIBERALISMO
El proceso de racionalización de lo social y lo político pasa
por los deseos y pulsiones, lo que vivimos no es una crisis,
sino una transferencia de capital.
Vladimir Safatle (2021a, p. 1)
En Moisés y el monoteísmo, Freud (1937/1939) menciona las identida-
des colectivas centradas en identificaciones con líderes detentores de un
poder que moldea a los sujetos a su imagen y transforma la estructura
psíquica y los afectos de aquellos que se someten a él (Safatle, 2021a).
Safatle, como filósofo, busca un psicoanálisis basado en la filosofía, a tra-
vés de valores y afectos, especialmente en este momento político en el
que enfoca sus estudios en la personalidad autoritaria fascista. Considera
que la crisis social es profunda porque la política es obscena y que las lu-
chas sociales no pueden reconstruir el escenario ideal, lo que genera una
masa perversa de individuos cuya ética y moral traducen un comporta-
miento fascista, paranoico e incapaz de reparar la culpa.
Además de los textos sociales de Freud, como Psicología de las masas
y análisis del yo y otros textos (1921/2011), Safatle basa su tesis principal-
mente en Adorno, de la escuela de Fráncort, y en Fromm. Durante la
pandemia, la política del odio se acercó a nuestro país y —por qué no de-
cirlo—, lamentablemente, estas tendencias se están volviendo cada vez
más frecuentes en el mundo.
Safatle escribió varios textos y libros, pero específicamente una tri-
logía de artículos sobre las propuestas fascistas que cubrieron el período
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pandémico (Safatle, 2019, 2020, 2021a). Estos textos, reunidos, trazaron
una secuencia de eventos trágicos que se desarrollaron a medida que
aumentaba la gravedad de la destrucción de la democracia en el país.
Sin embargo, la mitad de la sociedad no lo vio o no quiso verlo. O quizás
aceptó esta forma de violencia que poco a poco reveló el odio puro, odio
que se fue configurando hasta formar lo que se llamó el gabinete del odio
dentro del propio gobierno.
Este proceso quizás ya no tenga marcha atrás y aún está presente,
aunque ahora tengamos una oportunidad de salvar, en cuatro años, lo
que se destruyó. Sin embargo, no es la primera vez en la historia que una
dinámica de afectos y creencias de esta naturaleza cobra vida y se repite.
Este desprecio por quienes mueren, el culto al suicidio como prueba
de valentía, la violencia cada vez más autorizada con la formación de mi-
licias populares y la creencia en una redentora revolución nacional tienen
un nombre: fascismo.
Para Safatle (2019), en ese momento no servía de nada argumentar
con palabras, por lo que él defendió el punto de vista de que no todos
los modos de circulación del lenguaje se reducen al diálogo y la comu-
nicación. La comunicación puede movilizar nuevos afectos, naturalmen-
te, frente a los graves conflictos políticos; él defiende la importancia de
recordar siempre las catástrofes humanas del pasado y sus constantes
amenazas en el presente, una lucha contra la repetición de la maldad. De
todas formas, la propuesta de Safatle es que debemos estar siempre mo-
vilizando los circuitos de afectos, con el objetivo de ampliarlos y nunca
suprimirlos ni olvidarlos.
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VLADIMIR SAFATLE Y BYUNG-CHUL HAN:
LA EXPULSIÓN DEL OTRO
¿Quién es este individuo del siglo xxi que llega a nuestros consultorios
producto de una subjetividad de masa? ¿Qué ética existe respecto al tema
de los medios digitales, la ética de la verdad y la mentira, la posverdad, la
infocracia y el poder? Esta ética aún se está construyendo.
Según Han (2022), las personas influenciadas por la vida digital se
sienten libres, viven la ilusión de estar cerca entre ellas, pero forman gru-
pos identitarios impulsados por la certeza de la desinformación y están
deseosas por tener un líder, un mito al cual seguir y en el que creer. Y así,
se cierran para enfrentar la realidad actual de la exclusión insoportable,
descrita en las líneas de Safatle y sufrida por todos nosotros. Los suje-
tos del siglo xxi están enfocados en sí mismos de una manera narcisista,
mientras que el otro es desconocido, negado, expulsado del yo narcisista.
Entendemos que la salud proviene del encuentro con el otro para for-
mar el nosotros, pero hoy, ante la política de expulsión del otro, el yo vie-
ne en primer lugar, lo que provoca clínicamente nuevos síntomas y rup-
turas psíquicas, cambios sociales abruptos, discriminatorios, incluso en
la cultura y la educación. Frente al capitalismo neoliberal, encontramos
en lo social la agudización del fenómeno de lo identitario como forma
defensiva de enfrentar la invisibilidad provocada por la expulsión del otro.
PRIMO LEVI: HACER HABLAR A LA HISTORIA
No sería posible describir y comentar este texto sin trasladarnos al
año 1947, cuando publicó en Italia por primera vez Si esto es un hombre.
En este libro, Levi (2013) rescata lo que vivió en el campo de concentra-
ción de Auschwitz. Él se veía a sí mismo como un deber de memoria que
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podría resultar en un legado para las próximas generaciones, una forma
de interrumpir la barbarie del holocausto, la continuidad del nazismo y
del fascismo.
Naturalmente, esta experiencia traumática, que relata de forma deta-
llada en el libro, también le traía vergüenza por todo lo que se vio obligado
a soportar para sobrevivir. Por lo tanto, a pesar de los sufrimientos, siem-
pre estaba dividido entre el deseo de olvidar, de fingir que esa barbarie
no había existido, como si no hubiera vivido ese horror, y el fuerte deseo
de denunciar el infierno que vivió. Conocemos personas, exprisioneros,
que se sometieron a cirugía plástica para eliminar la numeración que los
nazis imprimían en sus brazos y así ocultar que fueron víctimas de aque-
llas atrocidades. Lamentablemente, siempre ha existido un gran esfuerzo
a favor del olvido de eventos traumáticos y se ha prohibido hablar sobre
muchos de ellos. Existen personas que nunca se lo contaron a nadie.
Viñar (2018) dice:
puede ser que en el collage de siempre en la historia de las supuestas
civilizaciones usemos términos sinónimos para despojar a nuestros se-
mejantes de su dignidad humana y crear el submundo de los excluidos,
cuya figura extrema fue inmortalizada por Primo Levi. (p. 14)
Levi (2013) obviamente cuestionaba esta práctica de maldad que
convertía al hombre en nada. No ofreció este consentimiento a los nazis,
resistió para sobrevivir y se convirtió en uno de los escritores más impor-
tantes del siglo xx, testigo del dolor y la destrucción. Definitivamente, el
olvido no es el mejor recuerdo para nadie y Levi se expresó y superó el
dilema de hablar o no hablar.
Sabemos que, debido a que la mayoría se calló, la consecuencia del
silencio es la falta de credibilidad: muchas personas no creen que el ho-
locausto haya ocurrido. En 1946, al final de la guerra, al regresar a casa,
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escribió el libro La tregua (Levi, 1958), que narra la llegada de los rusos
a los campos nazis y también describe al detalle su regreso a casa. Se
trata, sin dudas, de otro testimonio de la existencia del holocausto y su
sufrimiento.
Del mismo modo, para Safatle la memoria y la narrativa de la historia
son aspectos relevantes y nos recuerda que fuimos víctimas de una dic-
tadura de veinticinco años, la segunda más larga de América Latina. En
virtud de que los errores no resueltos se repiten, de la misma manera que
sucedió con el holocausto, muchos brasileños, jóvenes o no, han creado
la falsa idea de que la dictadura no ocurrió.
¿Pero cuál es el peligro que nos invade? ¿Qué puede ocurrir si no hay
una narrativa personal de los traumas?
Safatle (2021b) destaca los síntomas antidemocráticos desde el inicio
del gobierno de Bolsonaro (2019-2022), que se presentaban con aspectos
fascistas, llenos de mensajes encubiertos y seductores que engañaban
a la población, que se dejaba llevar sin darse cuenta. La propuesta de
gobierno incluía una forma de discriminación al separar a las personas
en dos grupos: aquellos que podían ser asesinados y convertidos en ani-
males —exactamente como ocurrió en los campos de exterminio— y
otro grupo privilegiado con derecho a preservar la vida. En tiempos de
ultraneoliberalismo, esta estrategia se ve aun más marcada.
LA TRILOGÍA. BIENVENIDOS AL ESTADO SUICIDA
Durante el período de precampaña y el posterior gobierno de
Bolsonaro, encontramos tres textos de Safatle (2019, 2020, 2021a) que
advierten al pueblo brasileño acerca de lo que se estaba gestando y sus
consecuencias. El último de ellos, Bienvenidos al Estado suicida (2021a),
expresa lo sucedido en ese tiempo y señala, además, los peligros que
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pueden alcanzar a nuestro país incluso después de una nueva gestión gu-
bernamental. También deja en evidencia nuestro descuido ante el poder
del fascismo y del peligro de repetición de la dictadura, aparentemente
olvidada, pero que en realidad nos rodea cada vez más. Como si Safatle
sospechara lo que iba a suceder en Brasil: a principios del 2023 ocurrió
un intento de golpe de Estado.
Según Safatle (2021a), en el discurso y en la práctica, el fascismo
brasileño se presenta con características muy específicas agrupadas en
cuatro ejes:
El culto a la violencia.
La concepción paranoica de la identidad nacional.
La insensibilidad hacia los socialmente desfavorecidos.
La transferencia de poder a un líder que se coloca por encima y más
allá de la ley (el mito).
La violencia se organiza a través de milicias armadas que forman un
Estado paralelo y son capaces de obligar a la población a pagar impues-
tos como si fueran el gobierno. Esto se ve especialmente acentuado en
las regiones fuera de las capitales, donde viven personas humildes y pre-
valece el miedo. Estas comunidades se conforman con la situación que
se les presenta. Se sienten acorraladas y silenciadas, se ven obligadas a
respetar a los milicianos y permitir la violencia.
El Estado no se manifiesta y tampoco defiende a los más débiles,
a los económicamente desfavorecidos. Sin embargo, destina su tiempo
a las redes digitales, interfiere en la educación de los niños y engaña a
la población con un aparente ultranacionalismo a través de la exigencia
de formación militar en las escuelas. Así es como nace el líder en las
masas, aquel que aparenta ser popular, con la intención de seducir a los
menos informados, a los desamparados y a los seguidores religiosos de
su religión.
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El neoliberalismo conjugado con el fascismo genera una guerra in-
terna interminable, donde el poder se transfiere a alguien que parece ser
simplemente «igual que tú», todo un proceso engañoso para fabricar un
líder. Según Safatle (2021a), Brasil no necesita una guerra porque ya tiene
una interna.
Una de las guerras es la lógica de preservación de la dinámica colo-
nial latifundista brasileña caracterizada por la necropolítica. Esta es una
forma de gestión, como se mencionó anteriormente, que divide a las per-
sonas en aquellas que tienen derecho al duelo y aquellas que se conside-
ran cosas, números, objetos; es decir, los que se pueden matar y los que
tienen derechos garantizados en cuanto al duelo y el dolor, con rituales
respetados.
EL FASCISMO DEL ESTADO BRASILEÑO
Safatle (2021a) inicia uno de sus textos de manera bastante contun-
dente: «Eres parte de un experimento. Tal vez no lo notes, pero eres parte
de un experimento, el destino de tu cuerpo, tu muerte son partes de un
experimento de tecnología social, de una nueva forma de gestión» (p. 1).
Este proceso, que durante la pandemia enterraba a personas sin nombre
—quizás en fosas comunes— y dejaba cuerpos en camiones frigoríficos,
es lo que Safatle ha de llamar Estado suicida.
Safatle (2021b) deja claro que los agentes de la maldad son individuos
cuyos circuitos de afecto están atrapados en el deseo de sacrificar a otros
y a sí mismos durante muchas generaciones. Complementa esta idea con
argumentos sobre nuestros orígenes: un Estado que es una mezcla de ca-
pitalismo y esclavitud, pero que fue capaz de una indiferencia asesina con
la muerte reducida al funcionamiento de la economía (Safatle, 2021b).
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La democracia fue saqueada, estábamos sujetos a repetir la tragedia
de 1964. Sin embargo, algunos sectores de la sociedad, posteriormente a
la dictadura, propusieron el silencio sobre los crímenes de lesa humani-
dad, que nos costó veinticinco años sin libertad. Incluso se debió crear la
Comisión de la Verdad, que lamentablemente no logró alcanzar objetivos
más profundos sobre lo sucedido durante la dictadura en Brasil.
La experiencia social necesaria de elaboración del pasado como pre-
servación del presente y del futuro a través de la escritura y del habla
es una herramienta indispensable para evitar la repetición de episodios
trágicos, como el holocausto, el fascismo y las dictaduras. Todas las vio-
laciones de los derechos humanos necesitan narrativas para evitar que se
repitan. Es importante recordar todo porque hay una tendencia asesina
al olvido.
El Estado tiene el deber de movilizar a la sociedad contra la prolife-
ración del odio y a favor de la memoria colectiva de los acontecimientos,
además de estar siempre alerta a los cuidados de los síntomas desas-
trosos que puedan reaparecer y crear desafíos. Solo así es posible hacer
crecer al país y mitigar el sufrimiento social.
CONCLUSIONES
Este trabajo demuestra preocupación por la importancia de la me-
moria y el duelo a través de las narrativas orales y escritas a lo largo de
la historia, que son relevantes para el presente y para las nuevas gene-
raciones, pero también para quienes han vivido guerras y dictaduras. La
producción neoliberal del sufrimiento humano a través de la política de
mercado y los medios digitales está invadiendo a los países del mundo,
que genera las llamadas nuevas patologías del siglo xxi.
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De hecho, la forma de vida neoliberal tiene como consecuencia nue-
vas patologías en los seres humanos, que representan traumas específi-
cos, personas que llegan a nuestros consultorios con la crisis de sentido,
como la denominó el historiador Lasch (1938, apud Safatle, 2021a). Esta
crisis conduce al sufrimiento de la indeterminación y se caracteriza prin-
cipalmente por las defensas narcisistas y perversas. El nuevo hombre del
siglo xxi lleva quejas de naturaleza social y oculta un yo atrofiado.
Este texto pretende dar señal de alerta y sugerir regímenes de políti-
cas sociales que promuevan la democracia y condenen los necroestados,
en favor de la salud del individuo y de la justicia solidaria.
§
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- Suely Duék